Llega la primavera cuando muchas plantas se muestran en todo su esplendor y aprovechamos para dar un paseo alrededor de la Biblioteca General, en el Campus de Guajara, y conocer las plantas que alberga de la mano de nuestro compañero José Perera López, que como gran conocedor de la flora canaria nos hace un pormenorizado recorrido para no perder detalle.
José Perera López
(Sala de Canarias, Biblioteca
General)
Lamentablemente la
Universidad de La Laguna perdió la oportunidad de crear un jardín botánico –con
criterios científicos y no puramante ornamentales– aprovechando los jardines
del mal llamado Campus de Guajara. Expresión
incorrecta, porque este lugar nunca se llamó Guajara, siendo dicho nombre la consecuencia de asociar el nuevo
Campus de Humanidades con la denominación de una urbanización residencial
cercana, la cual, a su vez, fue bautizada con ese término a partir de un
topónimo de la cumbre de Tenerife. En realidad, y según comunicación personal
del historiador Manuel de Paz Sánchez, el terreno donde hoy se ubica nuestra
Biblioteca General se llamaba La Hoya del
Guirre, aunque esto es otra historia. Centrémonos en las plantas, y
comentemos algo sobre los vegetales que podemos contemplar cuando venimos a la
Biblioteca. Para ello hemos elaborado una lista de más de 40 especies, y que
hemos ordenado de la manera siguiente:
En este listado, y
precedidas de un asterisco (*): especies que pueden encontrarse de forma
silvestre en Canarias, tanto aquellas que son endémicas (porque sólo crecen
aquí en estado natural) como las que lo son autóctonas (porque además de en
estas islas pueden hallarse también de manera silvestre en otros lugares). El
resto de especies son plantas que han sido introducidas, tanto de forma
voluntaria como involuntaria. En cursiva anotamos el nombre científico
de una planta, y también en cursiva y negrita
el nombre común de la misma.
En el plano, y en
color rojo: plantas de muy pequeño tamaño que
están al pie de un grupo de tres árboles localizado al Nordeste de las
escaleras que dan acceso a la Facultad de Derecho.
Los hipervínculos
que hemos establecido (siempre en letras azules) lo han sido, sobre todo, a
partir de la página http://www.floradecanarias.com para aquellas especies
que se pueden encontrar de manera silvestre en las Islas (tanto especies
endémicas como autóctonas), mientras que para aquellas otras que han sido
introducidas en el Archipiélago, hemos recurrido especialmente, aunque no
siempre, a esa tan denostada, como útil y práctica, obra de referencia que es
la Wikipedia.
1 Acalypha wilkesiana.
Arbusto procedente de las islas del Pacífico, y que se utiliza como ornamental
por la coloración de sus hojas, que puede ser variable en función de las
distintas variedades, pero que generalmente es de un rojo intenso. La
literatura botánica en español suele recoger acalifa como nombre común
de aquellas del género Acalypha, lo
que no es otra cosa que una castellanización del nombre científico. No
obstante, en Canarias hemos recogido la forma califa, y como forma
abreviada de aquella. Otra de sus denominaciones populares en las Islas es mata
sombra, aunque hay que matizar que esta última puede ser una expresión
genérica, que se puede aplicar a varias especies de plantas. Aparentemente es
una especie nueva en la jardinería canaria.
*2 Adiantum capillus-veneris. El culantrillo
es una especie de helecho que podemos ver en los muros de piedra seca que
rodean al edificio de la Biblioteca General, pero únicamente en aquellos
sectores donde no da el sol, y al mismo tiempo donde sus ejemplares aprovechan
el agua que escurre después del riego de los jardines.
*3 Arbutus canariensis. El madroño
que crece de manera silvestre en Canarias es distinto al madroño europeo. Quien
quiera ver la diferencia entre uno y otro puede optar por visitar el jardín del
edificio del Rectorado de la Universidad en La Laguna, donde hay plantado un
ejemplar de gran tamaño del Arbutus unedo
(justo a mano derecha de la entrada principal del edificio) y, seguidamente,
compararlo con el ejemplar de Arbutus
canariensis que se encuentra en el parque de la Biblioteca General,
constatando que, aunque el fruto es igual en una y otra especie, las hojas del
europeo son más pequeñas respecto a la especie isleña. Los frutos de este árbol
son comestibles, pero sólo cuando están bien maduros, momento en el que son una
auténtica delicia. Y por eso mismo el campesinado canario distigue entre el madroñero
(el árbol) y el madroño (su fruto).
4 Bauhinia variegata.
Este pequeño árbol procede de la India y modernamente se está utilizando mucho
en Canarias con fines ornamentales, dada la vistosidad de sus flores. Son
dichas flores las que dan lugar a uno de sus nombres comunes: el de árbol
orquídea, pues aquellas recuerdan mucho a las de las genuinas orquídeas,
aunque botánicamente no hay parentesco alguno entre estas especies. Más
prosaicos son otros de los nombres populares de la Bauhinia varieagata: pata de camello, casco
de vaca o pata de vaca, ya que la forma doblemente lobulada de sus hojas
recuerda la impronta de la pezuña de un bóvido o animal afín. En cualquier caso
estamos ante una especie que parece ser nueva en Canarias, y sus denominaciones
pertenecen más al ámbito de la bibliografía, ya que suele ser desconocido para
la gran mayoría de los isleños.
5 Callistemon
sp. Las varias especies de arbustos del género Callistemon proceden de Australia, y son cultivados por su interés
ornamental. Según la bibliografía su nombre común es limpiabotella, una
denominación fácil de entender si contemplamos un ejemplar de este vegetal,
donde los muy desarrollados estambres de sus flores adoptan una disposición
radial y cilíndrica en torno a un eje central, recordando la imagen que
ofrecería una escobilla. Creemos que estamos ante una especie que es nueva en
la jardinería canaria, lo que puede explicar que no le hayamos recogido en las
Islas, y de forma oral, nombres comunes. Además, salvo jardines recientes y de
centros públicos, es inexistente en la jardinería tradicional del Archipiélago.
*6 Canarina canariensis. Es
el bicácaro
de los libros, y entendido como nombre normalizado en ambientes cultos de una
planta endémica de Canarias. Sin embargo, el campesinado canario tiende –aunque
no siempre– a distinguir entre el nombre de la planta, que puede ser el bicacarero
o la bicacarera,
y la denominación de su fruto comestible, para lo cual se reserva la voz bicácaro.
De hecho la realidad es más compleja, pues dependiendo de la Isla en cuestión,
o de una comarca de la misma, la Canarina
canariensis puede ser conocida con otros términos alternativos, como campanera,
campanillero
o esquilonera,
nombres, todos ellos, que aluden a la forma de campana que tiene la muy vistosa
flor de esta especie. Nombre también, el científico, que alude a que la planta
es genuinamente canaria, y aunque en la flora isleña la Canarina canariensis no tiene parientes, sí cuenta con ellos en
África Oriental, donde crece la llamada Canarina abyssinica.
Finalmente, y si la queremos ver al natural en el parque del Campus de
Humanidades, debemos tener en cuenta que estamos ante una planta que se renueva
todos los años, secándose la parte área, y permaneciendo viva la parte
subterránea, por lo que dependiendo de la fecha en la que estemos podremos
detectarla con flor, con fruto, sin ni lo uno ni lo otro, o, simplemente no
verla. No olvidemos, por último, que debemos buscar tres ejemplares de dicha
planta en el suelo, y al pie de cada uno de los tres árboles (dos hayas
y una sabina) que forman un pequeño bosquete situado al Norte del
edificio de la Biblioteca General, y a unos 7 metros al Nordeste de las
escalinatas que dan acceso a la Facultad de Derecho.
7 Ceratonia siliqua. El algarrobo
es un árbol procedente de la cuenca mediterránea, y que en Canarias parece
haber sido cultivado por lo menos hasta la primera mitad del siglo XX. Hoy en
día, los viejos ejemplares que podemos ver de esta especie son el recuerdo de
aquel pasado, en el que de este árbol, sobrio y resistente al clima árido de
las Islas, tenía múltiples utilidades. Sabemos que era usado como forraje para
las vacas; o que sus frutos eran comidos por las personas, tanto en fresco,
como, reducidas a gofio sus semillas. Pero quizá el empleo humano que más nos
llama la atención es el uso que se hacía de sus frutos en forma de vainas, con
los cuales, machacados, se frotaban las liñas (sedales) de los pescadores.
Untadas de esa manera las liñas ganaban en duración frente al poder degradante
del agua marina, y al mismo tiempo adquirían una coloración que, al parecer,
pasaba más desapercibida a los peces, facilitando su captura. Dicho proceso de
preparación de los sedales se conocía en Canarias como “farrobar las liñas”, lo
que no es otra cosa que una expresión de origen portugués, como lusitánico
resulta ser gran parte del léxico de los pescadores canarios. También es muy
posible que sea portuguesa la costumbre del campesino canario de distinguir
entre el nombre del árbol y el de su fruto, lo que consigue empleando los
sufijos –era o –ero para denominar al vegetal en su conjunto, disociándolo de su
fruto, o de cualquier parte del mismo que sea percibida como de alguna utilidad
por separado. Surge así el alfarrobero o algarrobero, que para los
canarios es el nombre del árbol que da las algarrobas. Una matización conviene
hacer, alfarrobo, y sus muchas variantes, también es término usado en
Canarias para referirse a varias especies de plantas del género Aeonium (y especialmente el Aeonium holochrsyum). Esta concidencia
terminológica se explica porque tanto el árbol (Ceratonia siliqua) como el subarbusto (Aeonium ssp.) servían para lo mismo que ya hemos mencionado:
“farrobar las liñas”, con el fruto en el primer caso, y con la corteza de la
planta en el segundo.
*8 Convolvulus floridus. No
sabemos si el ejemplar de guaydil que está en el empedrado
situado a unos cinco metros al Oeste del edificio del Instituto
Universitario de Neurocincia fue plantado o si nació allí
al haber llegado al lugar una semilla. Lo que sí podemos decir es que estamos
ante un arbusto que resulta sumamante interesante por varios motivos, además de
por interés ornamental debido a su hermosa floración de color blanco. Uno es
que se trata de un endemismo canario, es decir, que sólo crece en estas islas
de forma silvestre. Otro detalle a tener en cuenta es que tiene unas raíces
olorosas que desprenden un aroma parecido al agua de rosas, y que por tal
motivo, en el siglo XVIII se exportaba a Europa, junto con su pariente el Convolvulus
scoparius (la leña noel) para allí destilar perfumes. Ese parentesco botánico
–que no de su aspecto exterior– genera que el Convolvulus floridus pueda ser conocido en la isla de La Palma como
anuel
(variante de la expresión leña noel o leña nuel) Y
probablemente, por la misma razón aromática, sándalo es el nombre que
se emplea en La Gomera y en El Hierro (en esta última isla sólo se encuentra en
Valverde) también para el Convolvulus
floridus. Guaydil y sus variantes es nombre prehispánico, y sólo usado en
Tenerife y Gran Canaria. Lo que no estamos en condiciones de afirmar es si se
trata de una voz indígena de Gran Canaria que pasó a Tenerife, o viceversa.
9 Cortaderia selloana. Uno de los
nombres comunes de esta planta –plumacho– no necesita explicación,
pues alude a las enormes espigas de esta gramínea que le confieren un especial
interés ornamental. En cuanto al nombre científico de esta especie también es
fácilmente entendible sin necesidad de saber latín, pues basta intentar
arrancar sus hojas con las manos para darse cuenta de a qué alude la voz Cortaderia… Y es que a pesar de su
aspecto tan delicado, los bordes de sus hojas son extremadamente afilados y
pueden cortar con facilidad la piel humana. Planta natural de Sudamérica; que
en Canarias podemos ver especialmente en jardines, pero que a veces también es
posible localizar, ya asilvestrada, siempre en zonas de medianías de la
vertiente Norte de las Islas.
*10 Davallia canariensis. Al
igual que sucede con el culantrillo,
la batatilla
(uno de los muchos nombres que tiene este helecho) no ha sido plantada por
jardinero alguno, sino que ha nacido por sí misma, al llegar sus esporas al
lugar y encontrar un ambiente adecuado a su desarrollo. Su nombre alude al
rizoma rastrero y superficial que emite esta planta, el cual se asemeja a la
forma de una batata (el tubérculo
comestible). Y cuidado con el nombre científico, porque el hecho de que se
llame Davallia canariensis no implica
necesariamente que se trate de una especie exclusiva u originaria de este
archipiélago. En este caso podemos encontrar este helecho creciendo de manera
silvestre, además de en Canarias, en lugares como Galicia, Andalucía, Marruecos
y Portugal. Tradicionalmente los frondes (hojas) de la batatilla han sido usados
para confeccionar las coronas de flores con fines funerarios.
11 Dimorphotheca ecklonis.
Planta de la familia de las margaritas, y con varios nombres comunes, siendo
uno de ellos el de margarita del Cabo. Esta denominación obedece al hecho de ser
una especie originaria del Cabo de Buena Esperanza, en Sudáfrica. Es
interesante señalar que Sudáfrica es uno de los puntos del Planeta que tiene
mayor riqueza florística, y que multitud de plantas ornamentales con las que
nos cruzamos a diario proceden de ese lugar. Son sudafricanas, por ejemplo, la estrelitzia (Strelitzia reginae), la oreja
de burro o cala (Zantedeschia aethiopica) y la belesa
o embeleso,
que son los nombres que, respectivamente, recibe el Plumbago capensis en las islas de
Tenerife y Gran Canaria.
*12 Dracaena draco. Cuando hablamos del drago
conviene matizar que nos referimos a la Dracaena
draco ssp. draco, que es el árbol
que normalmente vamos a encontrar cultivado como elemento ornamental en
Canarias, siendo más difícil verlo en su estado original creciendo de manera
silvestre, ya que es muy escaso. Porque dragos hay de varios tipos, y
creciendo en lugares muy diferentes del Planeta. Sirva como ejemplo los
magníficos dragos de la isla de Socotora, en
el Océano Índico, de aspecto más aparasolado respecto a los canarios. Volviendo
a Canarias, señalaremos que los frutos del drago son comestibles, tanto para
los humanos como para los mirlos. Y como consecuencia de esta segunda opción, y
las subsiguientes deyecciones en los dormideros de estos pájaros, es posible
encontrar multitud de plántulas de este vegetal creciendo en los troncos de las
palmeras localizadas entre el lagunero colegio mayor San Fernando y –al margen
de nuevas denominaciones, y para entendernos– lo que siempre se ha llamado
Aparejadores.
*13 Echium simplex. Esta planta es
endémica del Norte de la península de Anaga, en el extremo Nordeste de
Tenerife, pero ya desde al menos el siglo XIX se usa como ornamental, por lo
que se la puede encontrar –cultivada o asilvestrada- fuera de su medio
original. Las personas naturales de la comarca de la Punta de Anaga, desde
Taganana hasta Chamorga, la llaman –o llamaban– palomillo o palomino,
mientras que los vecinos de la zona de El Batán y Tegueste, la conocen como arrebol.
Y decimos “llamaban”, porque la tendencia actual viene marcada por la
sustitución de esos vocablos por el término tajinaste, sin duda porque
esta planta es casi idéntica al famoso tajinaste del Teide, el Echium wildpretii, del
que difiere en el color de la flor, blanca en el de Anaga, y roja en el del
Teide.
*14 Erysimum bicolor. El alheí
de los libros, pero que oralmente y en la tradición oral se presenta bajo una
gran cantidad de variantes. Una observación: la expresión alhelí montuño, que una y
otra vez encontraremos en la bibliografía botánica canaria tiene toda la pinta
de ser un modelo apócrifo, que jamás ha existido en el léxico canario relativo
a los nombres de plantas. La repetición de la misma mención no es en este caso
garantía de veracidad, sino prueba evidente de que los nombres populares no han
sido obtenidos vía encuesta oral, sino recurriendo a la más fácil y rapida
copia de lo que ya estaba anotado en otro texto. Especie de pequeño tamaño que,
si queremos verla, habremos de buscarla bajo el bosquecito de dos hayas
y una sabina localizado a unos 7 metros al Nordeste de las
escalinatas que dan acceso a la Facultad de Derecho.
15 Erythrina crista-galli.
Árbol exótico, no perteneciente a la flora canaria, y que es conocido por cresta
de gallo como consecuencia del color y forma de sus flores. Hay que
tener en cuenta que la expresión cresta de gallo, como nombre de un
vegetal, es una denominación genérica que puede ser usada para referirse a
varias especies de plantas. Hacemos esta matización porque en el ámbito de la
naturaleza canaria hay una planta también llamada cresta de gallo (la Isoplexis
canariensis), con la cual podría confundirse un lector no advertido.
16 Ficus benjamina. Muy similar al laurel
de Indias, pero con la ramificación más laxa, siempre y cuando no esté
sujeto a podas. Se trata de una especie que parece ser nueva en la jardinería
canaria. Por un error cuando elaboramos el plano, no aparece en éste el número
16, pero se puede localizar el ejemplar aludido si nos fijamos en el único
árbol sin numeración, situado justo al Sudeste del edificio de la Facultad de
Filosofía.
*17 Juniperus turbinata.
Faltan muchos años para que las sabinas plantadas en el Campus de
Humanidades lleguen a tener la talla y el aspecto de las famosas sabinas de El Hierro.
Viento no les faltará, pues desafortunadamente no parece que en el estudio de
arquitectura donde se diseñó el nuevo Campus se tuviese en cuenta la dirección
más frecuente del viento, con el consiguiente resultado de contar, por ejemplo,
con una plaza totalmente inhóspita situada entre los edificios departamentales
de Geografía e Historia, Filología y Psicología... Pero volvamos a las sabinas,
un árbol que en Canarias crece de manera natural en una franja altitudinal
intermedia entre la zona costera y las medianías más húmedas. Históricamente la
sabina
fue utilizada para la elaboración de carbón, y también nos consta, y queda
gente viva para contarlo, el uso de este vegetal con fines veterinarios,
concretamente para facilitar que las vacas “echasen las parias” (expulsaran la
placenta tras el parto), un uso, este último, que lo conecta con la tradicional
vinculación de la sabina con los vegetales abortivos.
*18 Kleinia neriifolia. El berode
que señalamos en el plano con el número 18 no ha sido plantado por los
jardineros, sino que se trata de un ejemplar que nació como consecuencia de la
llegada por el aire, e impulsada por el viento, de una semilla de esta especie.
Frecuentemente la expresión berode da lugar a discusiones acerca
de cuál es la planta a la que se refiere. En principio berode es el nombre que
de forma generalizada recibe la Kleinia
neriifolia en todo el Archipiélago. Pero sucede que en ciertas partes de
Tenerife berode es también la denominación que se aplica a las plantas
de la familia de las crasuláceas (porque tienen mucho agua en sus hojas) que desde
un punto de vista biológico quedarían englobadas dentro del género botánico Aeonium. Son
estos últimos berodes los que podemos ver en los tejados antiguos del casco viejo de
La Laguna. De manera que en Tenerife berode puede referirse tanto a la Kleinia neriifolia, como a otras varias
especies de plantas del género Aeonium,
teniendo todas ellas en común el ser capaces de almacenar mucho agua en sus
tejidos. Por el contrario, y frente a un único nombre común para la Kleinia neriifolia, las plantas del género
Aeonium tienen en Canarias muchas
denominaciones, como, y entre otras, bejeque, bequeque, sanjora,
bea
o alfarrobo.
Aparte de su uso con fines medicinales, el berode ha sido tradicionalmente
usado en Canarias para, con sus troncos ahuecados, elaborar con
ellos los cilindros en los que los cazadores llevan los hurones. Finalmente,
carece de sentido discutir acerca de si debemos escribir berode o verode,
y en la medida que desconocemos el auténtico origen de este vocablo.
19 Lantana camara flava.
Planta de origen americano, que en Canarias podemos ver tanto cultivada como
asilvestrada. Normalmente los ejemplares más frecuentes de Lantana camara tienen flores multicolores, pero concretamente los
que han sido plantados en el jardín del Campus tienen las flores de color
amarillo, por lo que pertenenecen a la forma o variedad llamada flava. La naturaleza espinosa y su
aspecto da lugar a que en Canarias esta planta sea conocida con nombres como zarza
o términos afines, pues, además, los frutos de esta planta son casi idénticos a
los de la zarzamora. Sin embargo, debemos tener en cuenta que, a pesar de
esta similitud, sus frutos pueden ser tóxicos para los humanos.
*20 Laurus novocanariensis. El laurel
que crece en Canarias no es el mismo laurel del
Mediterráneo cuyas hojas podemos comprar en los supermercados, aunque sí es muy
parecido al isleño. De hecho, tanto las hojas del primero como las del canario
se usan como condimento. No obstante, hay que señalar que en Canarias no todos
los laureles
silvestres tienen esa aplicación, pues habitualmente el campesinado canario
sólo le reserva tal uso a aquellos ejemplares que tienen las hojas más estrechas
respecto al resto, que es tenido por amargo. Dependiendo de la isla y de la
comarca, el Laurus novocanariensis
puede ser conocido en nuestro archipiélago como loro o como laurel.
El término loro es un nombre de origen portugués, y su uso parece estar en
regresión, a medida que va siendo sustituido por la voz laurel. Sirva como
ejemplo de esto último el conocido topónimo Llano de los Loros, muy
cercano a la Cruz del Carmen en el Monte de las Mercedes, dándose la
circunstancia de que la gente de Anaga ya no cuenta en su léxico con la voz loro,
por lo que aquel nombre de lugar se convierte en una especie de registro fósil de
las expresiones que en el pasado formaban parte del habla común de dicha
comarca de Tenerife. Finalmente, señalaremos que no hay que confundir estos laureles
con los árboles ornamentales también conocidos como laureles, y
que son usados en las avenidas y plazas de las ciudades y pueblos de Canarias,
pues se trata de especies totalmente diferentes, pero cuyas hojas parecidas han
dado lugar a que se les denomine de igual manera.
*21 Limonium pectinatum.
Planta que vive siempre cerca de la orilla del mar, lo que la distingue de
otras especies canarias del mismo género Limonium,
que suelen ser de mayor tamaño, y que viven más hacia el interior de las Islas.
Sin embargo, en cuestión de nombres comunes, todas o casi todas las plantas del
mencionado género Limonium suelen ser
conocidas bajo la denominación genérica de siempreviva. El origen de dicho
nombre se explica porque las flores de estas plantas perduran mucho tiempo,
gracias a la ausencia de agua en sus tejidos, lo que les confiere un aspecto a
modo de papel. Esta siempreviva es un endemismo macaronésico, es decir, que sólo
vive de manera natural en el territorio conocido como Macaronesia, que es el
conjunto formado por las Islas Azores, La Madera, las Islas Salvajes, Canarias
y Cabo Verde. En el jardín del Campus debemos buscarlo, junto con otras plantas
de muy pequeño tamaño, debajo del grupo de tres árboles (dos hayas
y una sabina) que forman un pequeño bosquete situado al Norte del
edificio de la Biblioteca General, y a unos 7 metros al Nordeste de las
escalinatas que dan acceso a la Facultad de Derecho.
*22 Myrica faya. Una persona que conozca el nombre de esta especie por haberlo
aprendido en los libros la llamará faya. Pero, por el contrario, si
conoce la denominación de este árbol por haberla aprendido de sus mayores, y
además es persona natural de las islas de Tenerife, La Gomera y El Hierro,
usará la voz haya para mencionarlo. Nos quedan aquellas otras pocas personas
nacidas en Gran Canaria que puedan conocer por tradición oral el nombre de este
árbol, en cuyo caso lo llamarán hayero. Finalmente, es La Palma la
única isla del Archipiélago donde sí se usa en la oralidad la expresión faya.
De este última isla fue tomado dicho nombre común por los botánicos de siglos
pasados, los cuales lo extrapolaron a la totalidad de las islas Canarias, y de
los libros ese nombre ha pasado al conocimiento de los sectores de la población
canaria que nutre sus conocimientos a partir de las fuentes impresas. Por lo
demás, nuestra haya o faya, voz de origen portugués en el
léxico canario, nada tiene que ver con la genuina haya
europea, que es especie totalmente diferente.
*23 Olea europaea. Es el olivo, como árbol
cultivado, o bien el acebuche, que
es lo mismo en su estado silvestre. En Canarias podemos encontrar tanto uno
como lo otro; junto a los campos de cultivo el olivo, y en los riscos el
acebuche.
Es sabido que hay varias clases de olivo; y que los tradicionalmente
cultivados en el Sur de Gran Canaria pertenecen a una variedad antigua. Lo que no sabemos
es a cuál tipo de olivo pertenece el ejemplar plantado en el parque del Campus de
Humanidades.
24 Oxalis pes-caprae (trebina).
No hemos insertado en el plano localización específica de esta planta, pues se
trata de una hierba que crece dentro del césped que rodea al edificio de la
Biblioteca General, y cuyas vistosas flores amarillas sólo son visibles cuando,
durante los meses de otoño e invierno, pasan varios días sin ser podado dicho
prado. Se trata de una especie originaria de Sudáfrica, y que modernamente se
ha convertido en una plaga. En Canarias la población campesina la ha comido, o
mejor masticado, dicho tanto de sus bulbos como de sus tallos, pero siempre
como algo anecdótico, y nunca como “plato de comida”. Además, se trata de una
planta que puede resultar tóxica, por lo que no es recomendable comerla en
exceso. El nombre trebina y sus variantes deriva del hecho de que sus hojas, de
tres lóbulos, se asemejan a las de los tréboles.
25 Pandanus utilis. Cuando veamos en el
nombre científico de una planta los “apellidos” edulis, esculenta o, como
en este caso, utilis, es que se trata
de vegetales que, o bien tienen alguna parte comestible, o bien poseen alguna
otra utilidad para los humanos. Dicen los textos que Pandanus
utilis tiene frutos comestibles, pero lo cierto es que en Canarias se
trata de una especie que sólo se cultiva con fines ornamentales. Especie
exótica, y atípica en los jardines canarios más tradicionales, aunque es cierto
que ya Benítez de Lugo et Wildpret
(1879: 36) la citan en su Catálogo de las
plantas que contiene el jardín de aclimatación de la Orotava.
*26 Periploca laevigata. El cornical,
nombre común que alude a sus frutos, dispuestos en pares de vainas opuestas que
recuerdan la morfología de los cuernos de una cabra. El ejemplar de esta planta
trepadora que encontramos en el muro externo oriental del parque de la
Biblioteca ha nacido por sí mismo, y representa un ejemplo de cómo la flora
potencial del lugar donde se encuentra el Campus de Humanidades, recupera su
territorio perdido. En este caso, además, valiéndose de sus semillas voladoras,
que durante el verano pueden viajar varios kilómetros impulsadas por el viento.
*27 Persea indica. Se ha discutido mucho acerca de si la
voz viñático
o viñátigo
con la que se nombra a este árbol es un término portugués o prehispánico. La
realidad es que no lo sabemos. Lo que sí se puede decir es que en estado
silvestre, este vegetal crece únicamente en las islas Azores, en la isla de La
Madera (si escribiésemos en portugués anotaríamos Madeira) y Canarias, concretamente Gran Canaria, Tenerife, La Palma
y La Gomera. Si un día caminamos por medio del monte, y nos encontramos con una
rata que aparentemente está enferma y casi que la podríamos coger con las
manos, es que hay algún viñátigo cen las cercanías. ¿Cómo lo
sabemos? Pues porque las ratas suben a la copa de este árbol; cercenan sus
tallos más tiernos; y, a continuación, entran en una especie de “borrachera”.
Para los animales domésticos es peor, pues si a una cabra se le proporciona
hojas de viñátigo como forraje puede significar la muerte para ella. Por
el contrario, la madera del viñátigo es muy apreciada, sobre
todo para la fabricación de las típicas arcas
(baúles) que antiguamente siempre había en las casas canarias.
28 Magnolia grandiflora. El magnolio
o la magnolia
según los libros, y manolia, así, sin la g, de acuerdo con nuestros registros
orales, tanto en Gran Canaria como en Tenerife. Árbol de procedencia americana,
de gran belleza, pero de crecimiento muy lento, y que en nuestras islas parece
más bien una especie propia de jardines públicos o de grandes mansiones, y
nunca de pequeños jardines particulares.
*29 Phoenix canariensis. Por
muy normalizado que esté hoy en día llamar palmera o palmera canaria a esta
especie, lo cierto es que estos últimos son nombres cultos de muy reciente uso
en el contexto canario. Aún hoy la mayor parte de la población rural isleña
sigue denominando palmas a estos vegetales –acordémonos, por ejemplo, de la miel
de palma–, y así lo corrobora la toponimia, pues son cientos los
nombres de lugar que en Canarias llevan el nombre de Las Palmas o La Palma. Y
aunque los promotores del –por ellos– llamado “lenguaje inclusivo” piensen que
están ante una modernidad, habría que recordar que ya desde tiempo inmemorial los
campesinos gomeros distinguían, sin connotaciones ideológicas, entre palmas
y palmones,
hembras las primeras, y machos los segundos, porque entre estos vegetales hay
individuos que fructifican, y otros que sólo producen polen, con el
consiguiente mayor o menor interés agrario que ofrecen unas y otros. Aunque,
claro está, la ley de la economía lingüística, de forma espontánea, imponía
denominar Las Palmas a un conjunto de
estos vegetales, dándose por supuesto que, a pesar de ser femenina la voz palma,
el hablante entendía –y sin necesidad de la @– que entre ellas había tanto
ejemplares masculinos como femeninos.
*30 Picconia excelsa. El palo
blanco es un endemismo macaronésico, y macaronésico –concretamente
portugués– es el origen de este nombre, que alude a la coloración de la madera
de este árbol. Tradicionalmente la madera del palo blanco fue muy
apreciada en Canarias, pues por ser muy homogénea era ideal para tallar el jusillo, que es la pieza en forma de
tornillo que permite el ascenso o descenso de la viga del lagar.
31 Lavatera acerifolia. Hay dos etapas en la historia del jardín del Campus de
Humanidades. En una primera fase sólo se plantaron especies exóticas que sólo
tienen un interés ornamental. Pero con posterioridad, y gracias a la iniciativa
de los jardineros de a pie que lo atienden, se ha comenzado a plantar especies
que en nuestro contexto pueden ser más importantes, ya sea por su rareza o por
otras circunstancias. Una de estas nuevas plantas es la conocida, entre otros
nombres comunes, como malva o malva salvaje, endémica
de varias islas del Archipiélago. Más interesante es la parecida y endémica de
Tenerife, Lavatera
phoenicea, –la higuereta, como la llaman en Anaga–
que podemos ver en el jardín central del edificio viejo de la Universidad, más
cerca de la cafetería que de la capilla.
32 Plumeria rubra. Arbusto de floración
tan bonita como venenosa… Es la flor de cera o, también, la flor
de sebo, como se la conoce popularmente en Canarias. La bibliografía
botánica canaria suele incluir el término frangipani como denominación de este
arbusto, pero nosotros jamás lo hemos recogido oralmente, por lo que entendemos
que esta última es una expresión culta, que sólo se recoge en los libros, y
donde su sistemática reiteración en uno y otro texto sólo evidencia que es más
cómodo anotar lo que ya estaba escrito, que no dedicar el tiempo a preguntar a
quien lo tuviese plantado en su jardín. Este vegetal es originario de América,
y, curiosamente, puede ser allí conocido como tabeiba, tapaiba
o tamaima,
fitónimos, todos ellos, muy parecidos al canarismo tabaiba. ¿Qué tiene en
común nuestra tabaiba y la flor
de sebo? Pues que ambas tienen látex o “leche” en sus tejidos.
¿Significa eso que la voz tabaiba es de origen americano? Más
bien pensamos que es lo contrario, pues el topónimo El Tabaibal de Hermigua,
en La Gomera, aparece ya tempranamente en un texto del 23 de octubre de 1493, a
tan sólo 9 meses de la vuelta por Lisboa de Cristóbal Colón de su primer viaje
al continente americano.
*33 Pterocephalus dumetorus.
Planta endémica de las islas de Gran Canaria y Tenerife, y del que podemos
aportar rosilla como nombre común, seguro, en el Sur de Tenerife. Al
igual que otras pequeñas plantas, hemos de ir a buscarlo a la sombra del grupo
de tres árboles (dos hayas y una sabina) que forman un
pequeño bosquete situado al Norte del edificio de la Biblioteca General, y a
unos 7 metros al Nordeste de las escalinatas que dan acceso a la Facultad de
Derecho.
*34 Ranunculus cortusifolius. Una
advertencia antes de acercarnos a esta planta: no es recomendable tocarla, pues
a pesar de sus muy bellas flores, se trata de una especie cáustica, que irrita
la piel. Y aunque los libros de botánica canaria insisten sistemáticamente en
llamarla morgallana, lo cierto es que oralmente jamás hemos recogido tal
variante entre las personas que han aprendido tal nombre por tradición oral;
porque así se lo oyeron a sus mayores; sí, en cambio, las formas bugallón,
bugallones
o margullón
–además de otros muchos– en Gran Canaria, Tenerife y La Palma, o bien arsila
en La Gomera, y jorjal en El Hierro. Como en el caso anterior, planta pequeña
que podemos encontrar bajo el grupo de dos hayas y una sabina localizado a unos
7 metros al Nordeste de las escalinatas que dan acceso a la Facultad de
Derecho.
*35 Rubia fruticosa. Los ejemplares de tasaigo
que podemos ver en los jardines de la Bibioteca no han sido plantados por mano
humana, sino que han nacido a partir de semillas “sembradas” por las deposiciones
de animales (¿mirlos, lagartos?) que han comido los frutos de esta planta. Al
igual que sucede con los berodes (Kleinia neriifolia), los tasaigos recolonizan aquí un medio
en el que –de no existir impronta humana– estarían en su óptimo ecológico.
Pero, y por lo ya señalado sobre su presencia aquí, no busquemos a los tasaigos
en los parterres, sino en los muros de piedra seca que deliminan al Campus por
su lado oriental, el que mira a la pirámide de Periodismo, o, también,
creciendo en el propio tronco de algunas de las palmeras del parque.
Tradicionalmente los tallos huecos del tasaigo se usaron para elaborar
“cañuelas” de cachimbas para fumar, y, como denota su nombre latino (Rubia) tiene propiedades tintóreas para
obtener el color rojo. Especie endémica de la Macaronesia, y prehispánico
también su nombre común más normalizado: tasaigo. Sin embargo, y al igual que
sucede con la voz faya, la normalización libresca de este nombre común de planta
no obedece a que tasaiso sea la forma más empleada en el ámbito rural canario,
sino que, simplemente, se refleja aquí la forma más habitual de anotar en un
libro el nombre común de una planta: copiarlo de otro libro… La realidad es muy
compleja, y señalaremos que tenemos recogidas para este vegetal las siguientes
cantidades de nombres comunes en el Archipiélago: Una denominación en
Lanzarote, 6 en Fuerteventura, 16 en Gran Canaria, 55 en Tenerife, 25 en La
Palma, 23 en La Gomera, y dos en El Hierro.
36 Schinus molle. El especiero
o pimentera
es el árbol ornamental más clásico de las casas del medio rural de las
vertientes a sotavento de las medianías canarias. De origen sudamericano se
adapta perfectamente al medio canario, y aunque nace aquí de manera espontánea,
no ha llegado a naturalizarse. Estamos ante un árbol que es muy adecuado para
los sitios sometidos a vientos constantes, como sucede con la zona donde se
encuentra el Campus de Humanidades de la Universidad de La Laguna. Por eso, y
quizá por casualidad, fue de las pocas especies elegidas para el arbolado de
este lugar de las que se pueda decir que fue acertadamente escogida. Una buena
representación de esta especie la podemos contemplar en el exclusivo aparcamiento
para profesores y personal de administración y servicios situado al Oeste del
Campus de Humanidades, y en su acera oriental. El único defecto de este árbol es
tener unas raíces poderosas que levantan el pavimento. Por tal razón algunos de
sus elemplares han sido eliminados, y en su lugar se han plantado otros tantos
ejemplares del endémico cedro (Juniperus cedrus).
37 Senna spectabilis. Árbol ornamental de
origen americano, y que destaca por sus floración en amarillo. Hay que fijarse
bien para no confundirlo con otro muy parecido, y que en el parque del Campus
de Humanidades está plantado muy cerca: la Tipuana
tipu (y que aquí señalamos con el número 40) Tanto para una como para otra,
la bibliografía botánica relativa a Canarias aporta varios nombres comunes.
Pero nuestra experiencia nos dice que esos nombres citados en los libros suelen
ser expresiones cultas, presentes sólo en los textos, y no en el habla popular.
Los canarios suelen englobar a este tipo de árboles dentro del término genérico
acacia
y sus variantes.
38 Taraxacum officinale (diente
de león). Al igual que hemos hecho con la trebina (Oxalis pes-caprae) no hemos incorporado
señalización de esta planta en el plano de los jardines del campus, pues se
trata de una hierba que crece entre el césped que rodea al edificio de la
Biblioteca General, y sólo es visible cuando, entre poda y poda del anterior,
sus flores amarillas delatan su presencia.
39 Tecoma stans. Arbusto originario
de Sudamérica, y que se cultiva como ornamental por el color amarillo de sus
flores. No le conocemos nombres comunes en Canarias, pues es muy posible que
las denominaciones que encontramos en la bibliografía relativa a esta planta en
el Archipiélago no sean otra cosa que simples extrapolaciones a las Islas de
los nombres que en verdad son usados en otros lugares.
40 Tipuana tipu. Nos remitimos a lo
dicho bajo el número 37 de esta lista, cuando hemos hablado de la Senna spectabilis. Si queremos apreciar
bien estos árboles de origen americano, y dado que los ejemplares de esta
especie presentes en el Campus de Humanidades suelen ser podados con relativa
frecuencia, contamos con la alternativa de contemplar los altos ejemplares de
este vegetal que hay en el flanco oriental de la santacrucera Plaza Weyler.
41 Washingtonia robusta (palmera
de abanico, originaria de California, en Méjico). Todas las plantas son interesantes dependiendo
del contexto en el que se inserten. Pero en el medio canario, las palmeras de
la especie ahora tratada sólo tienen un –discutible– interés puramente
ornamental, y debido en parte a su rápido crecimiento. Recordamos, además, que
cuando estas palmeras fueron plantadas en los jardines del campus, éstas ya
tenían varios metros de altura, con unas tallas cuyos precios en el mercado
rondarían por unidad, y en precios actuales, varios cientos de euros, lo que lleva a reflexión si
tenemos en cuenta que el Vivero de Medio
Ambiente de La Laguna suministra de forma gratuita plantas endémicas a los centros de
enseñanza. Sorprendentemente, el fenómeno se ha vuelto a repetir muy
recientemente, de manera que la novísima Facultad de Bellas Artes de nuestra
universidad también ha incorporado grandes ejemplares de palmeras del género Washingtonia a sus jardines.
42 Yucca sp. Leyendo este nombre
científico es fácil caer en el error, y suponer que se trata de la planta de la
que obtenemos ese tubérculo alimenticio que llamamos yuca. Pero no es así, porque una cosa es el género
botánico Yucca (con doble c) que ahora tratamos, y otra muy
distinta la yuca comestible
(también llamada casabe y mandioca), que es la parte subterránea de la planta conocida
científicamente como Manihot esculenta. Son
varias las especies del género Yucca
que se cultivan como ornamentales, y en Canarias no parece que lleven mucho
tiempo entre nosotros, pues sólo las solemos encontrar en jardines de reciente
creación. No le conocemos nombre común en el Archipiélago, pero si buscamos en
la literatura botánica encontraremos la expresión bayoneta
española, que, obviamente, alude a la forma puntiaguda y con forma de
puñal de las hojas de este vegetal.
43 Nerium oleander. La adelfa
es un arbusto de origen mediterráneo y que, por lo general, sólo vamos a
encontrar en Canarias plantado con fines ornamentales, a pesar de la mala fama
que tiene por ser planta muy venenosa.
44 Cycas revoluta. Aunque su apariencia
es la de una palmera enana o la de un helecho arborescente, en realidad esta
planta nada tiene que ver con las genuinas palmeras o con los helechos, pues se
trata de miembros de familias botánicas totalmente diferentes. Estamos ante una
especie que es originaria del Japón, y que resulta interesantísima desde un
punto de vista biológico porque se trata de un auténtico fósil viviente, que ya habitaba la Tierra
hace varios cientos de millones de años. ¡Cuidado! Tenemos delante un vegetal
que es muy venenoso si lo consumimos (o si dejamos que la consuma nuestro
perro), especialmente si se trata de sus semillas. Respecto a su procedencia, Cycas revoluta es una especie oriunda
del Japón, y que se cultiva como ornamental. Aparentemente su presencia en los
jardines canarios es algo reciente, por lo que los nombres comunes que recoge
la bibliografía canaria suelen ser términos cultos, que pasan de un libro a
otro, y no de la oralidad a los textos. De hecho, si nos fijamos, podremos
observar que normalmente esta planta está en jardines públicos, pero jamás en
un jardín de una casa campesina de las Islas. En cualquier caso, y aunque fuese
una excepción, sabemos que ya en a finales del siglo XIX, Benítez de Lugo et Wildpret (1879: 43) reseñan la
presencia de este vegetal en su Catálogo
de las plantas que contiene el jardín de aclimatación de la Orotava.
45 Schinus terebinthifolius. El turbito
es un árbol de origen sudamericano que a veces, por su aspecto, puede
confundirse con el almácigo o
con el lentisco, pues, de hecho, los
tres pertenecen a la misma familia botánica. Pero mientras que el almácigo
y el lentisco
son árboles silvestres en la flora canaria, el turbito es un vegetal
introducido y que, generalmente, siempre vamos a ver cultivado con fines
ornamentales. Anotamos turbito por ser uno de los nombres
comunes citados en la bibliografía, pero realmente no le conocemos nombres
comunes usados en Canarias, si es que los tiene, pues se trata de una especie
que muy probablemente ha sido introducida relativamente hace poco tiempo. En
cualquier caso sí es cierto que ya hemos visto algunos ejemplares asilvestrados
en algún barranco de Tenerife, y también resulta llamativa su presencia como
epítifito (creciendo sobre otros árboles) en las palmeras de la Avenida de los
Menceyes, en La Laguna, un poco por encima del Instituto de Astrofísica de
Canarias.
46 Sonchus tenerrimus.
Aparece creciendo de manera dispersa en el césped que rodea a la Biblioteca,
junto con el diente de león, planta a la que se parece mucho. Al igual que
hemos hecho con la anterior y con el Oxalis
pes-caprae (la Trebina) no le señalamos en el plano, dado que su ubicación es
muy variable al tratarse de una hierba efímera.
47 Ficus microcarpa. Laurel de
Indias. Hasta la década de 1980 los laureles de Indias sólo podían
multiplicarse en Canarias recurriendo a la plantación de esquejes. Pero a
partir de eso años, la llegada a las Islas de una pequeña avispa que poliniza
las flores internas de los frutos de estos árboles trajo como consecuencia que
éstos puedan ahora reproducirse sexualmente. Y es en los muros de piedra seca
que flanquean los jardines del Campus, así como creciendo sobre las palmeras,
que podemos contemplar pequeños ejemplares de esta especie. ¿Cómo llegan las
semillas de este árbol a las pequeñas rendijas entre las piedras, donde
germinan?
48 Philodendron
sp.
Planta exótica, usada como ornamental en Canarias, y que no aparece con número
en el plano, debido a que no es visible desde arriba, ya que está bajo las
escaleras que, por su flanco occidental, dan acceso a la Facultad de Filosofía.
Tanto ésta como la muy parecida Monstera deliciosa pertenecen al
grupo de las conocidas con nombres como esqueleto o costilla de Adán, ya que
la subdivisión en lóbulos de sus hojas recuerda al esquema del esternón y
costillas humanas. Llama la atención que siendo comestible el fruto de la Monstera deliciosa, no parezca existir
tradición de su consumo en Canarias, cuando en la vecina isla de La Madera se
puede comprar en el mercado. ¡Pero ojo! Si no queremos cortarnos la lengua vale más no probar sus frutos si no
sabemos cómo y cuándo hacerlo.
Agradecemos la
ayuda prestada por Daniel García Pulido y Miguel Ángel Mendoza García.
José Perera López
También queremos recordar el artículo publicado en el Blog Examen de naturales, de Antonio Chamorro Segovia, Un jardín Atlántico en el Campus de Guajara.
Dos miradas a las plantas que nos rodean, que ahora conocemos mucho mejor y que podemos disfrutar todo el año.
Tampoco podemos dejar de recordar a las personas que cuidan a diario de los jardines de la Universidad y agradecer a los jardineros este trabajo que nos brinda un entorno mucho más bonito y agradable.
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